Entonces, ¿cómo se explica que unos humanos sí podemos y otros no tomar leche siendo adultos? La respuesta la tenemos en estudios genéticos que analizando y comparando el genoma de grupos humanos de todo el mundo nos explican de dónde venimos y qué partes tenemos en común y qué otras no.
En origen, todos los humanos no éramos tolerantes a la lactosa pero hace 400 generaciones (unos 10.000 años) apareció una mutación en un gen dominante que permitía la generación de lactasa y que tuvo lugar en Europa del Norte y Central.
Como conclusión, en las culturas donde el consumo de leche y derivados ha sido habitual durante años la probabilidad de padecer intolerancia a la lactosa es menor que en aquellos donde tradicionalmente nunca se consumió leche. Esto nos sugiere que cambios culturales como el invento de la ganadería pueden propiciar cambios genéticos y que estos cambios genéticos (tolerancia a la lactosa) también han cambiado costumbres tales como la gastronomía de cada lugar del mundo.
Buaaa menos mal que has escrito el blog para ayudarmeeee
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